Los instrumentos para obtener información sobre el aprendizaje de los alumnos son como cualquier
otro instrumento: sirven para algunas cosas, pero no para todas y, dentro de las cosas para las que sirven,sirven mejor para algunas que para otras. Cuando se observa la variedad de propósitos escolares y la relativa uniformidad de los instrumentos de evaluación sistemática realmente utilizados, se tiene la impresión de que algo no está del todo bien. O se evalúan pocas cosas de todo lo que se propone la enseñanza o se está utilizando información insuficiente. Esto se produce, tal vez, por lo que Perrenoud denomina “la ilusión de la transferencia”: se supone que los rendimientos en un determinado tipo de prueba muestran una capacidad de otro tipo o utilizable en otras situaciones. Con información fragmentaria y que toma sólo algunas dimensiones del aprendizaje, se pretende reconstruir un cuadro completo.
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