1) El profesor presenta un problema. El proceso didáctico se activa cuando el profesor acerca a su grupo una situación que encierra un problema que actúa como desequilibrante entre lo que los jóvenes saben respecto de esta situación y lo que necesitarían conocer para resolverla.
2) Propone que los estudiantes expliciten sus conocimientos.Para un profesor, saber cuáles son los conocimientos con que los jóvenes cuentan, implica tener una clave didáctica imprescindible, por lo que es necesario evaluarlos, a modo de diagnóstico.
3)Aporta nuevos conocimientos. Luego de las explicaciones iniciales de los estudiantes, el profesor registra las ideas. Propone, entonces, efectuar comparaciones entre los aportes de los integrantes de su clase y, luego, con las respuestas dadas por otros –libros, revistas, sitios web…–, va concretando un proceso de contrastación que permite a los jóvenes advertir que existen explicaciones muy distintas y hasta contradictorias para el problema, entre las que es preciso tomar una decisión.
4) Promueve la vinculación de los nuevos conocimientos con el problema que desencadenó el circuito. En estos dos últimos momentos de la clase, el profesor realiza una evaluación distinta: va ajustando sus intervenciones a los logros o a las dificultades que van experimentando los jóvenes en esta construcción de su aprendizaje.
5) Invita a la resolución del problema, integrando los nuevos conocimientos. El circuito se completa con un momento, el de síntesis, que corresponde a una vuelta al problema que movilizó al grupo para, esta vez, encararlo provisto de nuevos elementos teóricos o técnicos. Aquí el profesor evalúa concreciones, resultados.
6) Indica a los estudiantes que comuniquen los resultados. Y, finalmente, cuando los estudiantes socializan los resultados –con palabras habladas o escritas, con imágenes, con el cuerpo, de modo grupal o individual, según el espacio curricular y el contenido–, el profesor evalúa sus comunicaciones, a partir de la certeza de que un lenguaje no sólo es vehículo de ideas sino que, al permitir la reorganización de esas ideas, opera como estructurante cognitivo, lo que constituye un aprendizaje en sí mismo.
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