El aprendizaje se mueve en un continuo entre los procesos individuales y sociales; aunque implica un resuhado individual, su desarrollo requiere siempre de una mediación social activa, sea de la influencia del adulto, de un profesor, de la interacción con otros, o en el intercambio social y con las herramientas culturales.
La mediación social y cultural es, entonces, una condición crítica para facilitar el aprendizaje individual.
La dimensión social del aprendizaje ha sido con frecuencia poco estimada en muchas de las investigaciones sobre el aprendizaje (Gardner, 1988).
El énfasis en el aprendizaje individual ha ocultado que el aprendizaje es resultado de un proceso activo, participativo y social.
Ello no sólo en las actividades que involucran socialmente a grupos de personas. También en el proceso de adquisición cognitiva individual, en el que es innegable el papel del ambiente y la relación con otros, incluyendo los intercambios del lenguaje.
Hoy existe, en cambio, un importante acervo de conocimientos y de experiencias que muestran que lo individual y lo social son aspectos integrados en una sinergia: un polo potencia al otro (Gardner, 1988; DeVries, 1997; Bateson, 1998; Bandura, 1989; Greeno, 1997, Perkins, 1993, Argyris, 1993; entre otros)
FUENTE:
Davini, Maria Cristina. Métodos de enseñanza: didáctica general para maestros y profesores.- 1a ed.- Buenos Aires: Santillana, 2008.Parte I Capítulo 2 Pagina 36
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